Competencias en
educación. Corrientes de pensamiento e implicaciones para el currículo y el
trabajo en el aula.
La aplicación del
término competencias al campo de la educación es reciente, en el fondo se
pudiera afirmar que es una expresión epocal, se refiere a un tema que refleja múltiples
elementos del contexto social fines del siglo XX. Y principios del XXI.
Todas las reformas
educativas están orientadas hacia la estructuración curricular por
competencias.
El consorcio
Programme of International Student Assesstement (PISA) de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se ha orientado en sus últimos
informes a incorporar el término competencias en vez del que originalmente
había utilizado en los reportes iniciales, del año 2001, donde su referencia
era aprendizaje de habilidades y destrezas para la vida.
Competencias es un
término joven en la educación, sin embargo los sentidos en que se emplean se
reflejan un cierto grado de confusión, su uso esconde múltiples conceptos que
no necesariamente ayudan a orientar el trabajo educativo.
*Competencias en educación. Un
debate conceptual.
En 1996 Gonczi y
Athanosou reconocieron la existencia de distintas perspectivas en el enfoque de
competencias. Después Tardif señala que no solo el concepto es polisémico, lo
que ocasiona que ningún programa por competencias tenga la misma estructura,
dado que no existe entre los especialistas en educación un consenso sobre lo
que significa este término, sino que existen al menos dos concepciones de
competencias, una de corte conductual cercana a las propuestas de orden laboral
y otra de corte sistémico que se ha anclado en las perspectivas cognitivas.
*Enfoque laboral.
El documento del
Banco Mundial (BM, 1992) Educación técnica. Un documento de política, señala
que para la formación del técnico medio es conveniente un análisis de las
tareas, con el fin de crear módulos para su formación donde el que se esta
capacitando se ejercite exactamente en lo que se le está demandando.
En este ámbito surge la discusión sobre la “certificación laboral”,
actividad por medio de la cual se valora hasta dónde una persona puede realizar
determinadas ejecuciones en el mundo del trabajo. No existe un análisis de lo
que significa formar en el terreno de la educación o lo que es un aprendizaje
complejo o un aprendizaje superior, dado que en los puestos laborales que
considera esto no existe.
*Enfoque conductual.
Esta perspectiva se encuentra ligada a la perspectiva laboral. En la
práctica hay un desplazamiento muy sutil en los textos que asumen el enfoque de
competencia laboral, por un lado parten de la idea de que el inicio del debate de
este tema tiene su origen en la pedagogía.
La elaboración de planes de estudio y programas educativos a partir de
una estructura comportamental ha tenido una influencia muy importante en el
trabajo curricular.
En los hechos, varias programaciones curriculares retoman con claridad
elementos de esa propuesta que se busco superar en los años ochenta y noventa
del siglo pasado.
*Enfoque etimológico.
Tobón trata de construir el sentido del término desde la filosofía
griega, al mismo tiempo que siguiere que en el origen latino, el término
competeré se empleaba tanto para lo que llevaría al sustantivo competencia como
al adjetivo competente, esto es, lo que compete a cada quien.
*Enfoque
funcional o sistémico.
Para la construcción curricular y para el trabajo de enseñanza, la
noción de competencias clave que formula la OCDE sólo puede ser un elemento
formal de referencia. En algún sentido se podría pensar que este concepto de
competencias no es relevante por no lograr una traducción específica al trabajo
curricular, sin embargo, su perspectiva se ha traducido con claridad en las
preguntas de la prueba OCDE.
*Enfoque
socioconstructivista
Ha permitido generar una visión diferente del trabajo por competencia en
educación. En diversas vertientes del constructivismo se estableció la noción
de aprendizaje significativo, con ello se hacían referencias a diversos temas.
*Enfoque
pedagógico-didáctico
Permite observar que, aunque por mas de un siglo diversos autores han
buscado superar diferentes vicios de la educación, son tan fuertes que vuelven
a emerger, o tal vez nunca desaparecieron de la educación formal.
*La
necesidad de reconocer que existen diversas escuelas de pensamiento en relación
con el enfoque de competencias en la educación.
Es fundamental reconocer que en su corta trayectoria en el terreno
educativo, ya se pueden identificar diversas tendencias, unas complementarias,
otras definitivamente opuestas y unas mas que permiten reincorporar la
perspectiva fragmentaria y tecnicista que oriento los proyectos educativos y
curriculares en los años setenta, a partir de lo que se denomino la pedagogía
por objetivos y el modelo de clasificación de comportamiento elaborado por
Benjamín Bloom.
*Trabajar
competencias en la educación: un problema complejo.
La tarea de construir un mapa de competencias como un soporte en la
tarea curricular, se debate en dos posiciones principales: reconocer la
existencia de una estructura básica de competencias, lo que significaría apoyar
dicha estructura en procesos de investigación minuciosos que permitan observar
como una competencia se desarrolla.
*A
manera de cierre.
El enfoque de competencias indudablemente ofrece virtudes al trabajo
educativo, busca enfrentar problemas viejos que no han sido resueltos, pero en
general no tiene conciencia de ello.
El enfoque de competencias en educación puede ser una manera
alternativa si se toma con seriedad que
reclama, si se piensa como un proyecto educativo a mediano y largo plazo.
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